"Esclavo de mi grandeza, sabre llevarla al cabo conducido simpre de mi justicia y de mi razón. Un lance funesto podrá rrancarme la vida, pero no envilecerme".
Artigas, queriendo solo referirse a su persona había dado la primera definición de hombre, que se halla escrito en nuestro suelo.
Esta invocación a la justicia y a la razón no fue casual. Traducia un concepto arraigado en él y quizás se encontrase en el centro de su conciencia, cuando la estuviese practicando. Era hombre de razón por sobre todo, de lucidez lograda, de inteligencia cuyos alcances se debe reconocer, en fuerza de que tenía autodáctismo pero sin desequilibrios de su genio en plenitud.
Entendia sabiamente que la razós se identificaba con la justicia, porque conducia necesariamente a ella. Y la justicia debia entonces en todos los casos precidir sus medidas e identificarse con la razón.
Sobre la profundidad de su inteleigencia es de predecir que fue a su vez creadora, ya que su condición de adaptadora y de realista, no le es disputable en cuanto a conductor del federalismo en el litoral rioplatense.
Era tanto un cultor conciente de la energia, como un superdotado de energia, una voluntad de hierro y sin claudicaciones.
Este hombre de la razón y la justicia, de inteligencia y de energia tan potente, no era un frio, un duro, un calculador e inflexible. Artigas amaba y no solo razonaba, sus ideales de libertad y de justicia, conformaban un profundo lírismo que sostenía ininquebrantablemete su razón.
Era un extrovertido que se doblo en la facundia de su sentencias escritas tanto como en su simpatía de caudillo que cuando niño lo hacia "la primera figura entre los muchos compañeros", que un dia contagió "a los mozos alucinados y que más tarde lo hizo centro de arrastre de cien pueblos y de seis provincias.
Tal integridad de hombria da la clave de toda su historia.
sábado, 1 de noviembre de 2008
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